Tras el derrumbe de las economías socialistas, el mundo sindical y las reivindicaciones de derechos laborales se vieron abocados a una aguda crisis, quese conjugó con la adopción de ideales neoliberales dentro de la estructura estatal y que desembocó en políticas de flexibilización y desregulación laboral que poco a poco minaron la estructura de los ejes de los movimientos sociales anteriores a los ochenta.
Con el auge del capital corporativo transnacional y la desregulación en materia laboral, se dio paso a un neoesclavismo que se caracteriza por índices de explotación humana similares a los de comienzos de la Revolución Industrial: entre 16 y 20 horas de trabajo diario, relación salarial ínfima y producción basada en cuotas crecientes a cumplir diariamente.
Por lo general ocurre en grandes maquilas donde se fabrica y habita en condiciones infrahumanas. Son principalmente mujeres quienes toman el empleo y son sometidas a abusos sexuales, hacinamiento, raciones bajas de comida, encierros prolongados e imposibilidad para realizar sus necesidades fisiológicas ante el afán de cumplir las cuotas.
En ocasiones las plantas, al contar con bajas condiciones de seguridad y ventilación, han llegado a incendiarse con sus trabajadores adentro. Algunas maquilas se instalan en barcos interoceánicos, a los que ninguna ley laboral cobija. Mientras viajan de un continente a otro, realizan los pedidos; de vuelta, recogen las materias primas y las transforman.
Recientemente se hundió un barco asiático en aguas del Pacífico con las maquilas y las familias de trabajadores. Estas personas acceden a estas deplorables condiciones de vida por la miseria que en muchos lugares del mundo (México, África, Asia) se ha agudizado tras el auge de procesos de globalización.
Diversas empresas transnacionales conocidas, como Nike, Adidas e incluso Disney figuran en la lista de transnacionales que usan este abominable método de producción para maximizar sus beneficios y ser competitivas frente a la eficiente industria China que usa métodos similares de explotación dada la gran oferta laboral (personas económicamente activas) que tiene esa nación. La principal pregunta en la actualidad se centra en el papel de organismos internacionales como la OIT, la ONU u organismos de derechos humanos. ¿Su escasa intervención se deberá a que muchas están suscritas a países desarrollados cuyos intereses en las transnacionales deben salvaguardar?
Con el auge del capital corporativo transnacional y la desregulación en materia laboral, se dio paso a un neoesclavismo que se caracteriza por índices de explotación humana similares a los de comienzos de la Revolución Industrial: entre 16 y 20 horas de trabajo diario, relación salarial ínfima y producción basada en cuotas crecientes a cumplir diariamente.
Por lo general ocurre en grandes maquilas donde se fabrica y habita en condiciones infrahumanas. Son principalmente mujeres quienes toman el empleo y son sometidas a abusos sexuales, hacinamiento, raciones bajas de comida, encierros prolongados e imposibilidad para realizar sus necesidades fisiológicas ante el afán de cumplir las cuotas.
En ocasiones las plantas, al contar con bajas condiciones de seguridad y ventilación, han llegado a incendiarse con sus trabajadores adentro. Algunas maquilas se instalan en barcos interoceánicos, a los que ninguna ley laboral cobija. Mientras viajan de un continente a otro, realizan los pedidos; de vuelta, recogen las materias primas y las transforman.
Recientemente se hundió un barco asiático en aguas del Pacífico con las maquilas y las familias de trabajadores. Estas personas acceden a estas deplorables condiciones de vida por la miseria que en muchos lugares del mundo (México, África, Asia) se ha agudizado tras el auge de procesos de globalización.
Diversas empresas transnacionales conocidas, como Nike, Adidas e incluso Disney figuran en la lista de transnacionales que usan este abominable método de producción para maximizar sus beneficios y ser competitivas frente a la eficiente industria China que usa métodos similares de explotación dada la gran oferta laboral (personas económicamente activas) que tiene esa nación. La principal pregunta en la actualidad se centra en el papel de organismos internacionales como la OIT, la ONU u organismos de derechos humanos. ¿Su escasa intervención se deberá a que muchas están suscritas a países desarrollados cuyos intereses en las transnacionales deben salvaguardar?