Por: Mauricio RodríguezDirector de Portafolio
Mucho se habla de la necesidad de que las universidades , las empresas y las entidades estatales trabajen en equipo para mejorar la calidad de los profesionales colombianos. Michael Porter, el destacado profesor de Harvard experto en competitividad, afirma que entre más estrecha sea la relación entre sector público, el sector privado y la academia, mayor es la probabilidad de desarrollar ventajas comparativas sostenibles en el largo plazo.
Una de las maneras más sencillas - y de mayor impacto- para aplicar esta recomendación es el mecanismo de las prácticas profesionales. Es una forma de colaboración y de aprendizaje mutuo en la que todos - empresas, entidades, estudiantes - ponen, y todos ganan.
Pero todos deben hacer bien su parte. Las empresas y entidades no deben ver esta experiencia ni como un favor que le hacen a los estudiantes ni como una oportunidad para conseguir empleados temporales a bajo costo. Y los estudiantes no deben pensar en las prácticas simplemente como un formalismo para poder graduarse o como una ocasión para ganarse unos pesos. Para todos debe ser una relación seria, organizada, bien planeada.
¿Qué características deben entonces tener estas prácticas para que sean realmente enriquecedoras?. Las empresas y entidades tienen que diseñar funciones específicas que los estudiantes deben desempeñar.
Hay que ofrecerles a los practicantes una buena inducción. Y sus supervisores tienen que asumir el papel de mentores de los jóvenes; es decir, deben estar pendientes de guiar adecuadamente a los estudiantes en su primer trabajo -definiendo bien sus objetivos, faciltándoles recursos, dándoles frecuentes retroalimentación, dedicándoles tiempo para resolver a sus dudas. Pero no sólo el estudiante gana; una buena práctica puede convertirse en una excelente herramienta de selección y entrenamiento para la empresa o entidad.
En cuanto a los estudiantes, es fundamental que asuman la práctica como una manera de seguir aprendiendo - ya no desde la perspectiva teórica, sino aplicando sus conocimientos y habilidades. Es indispensable que la universidad facilite ese aprendizaje evitando excesivas cargas académicas- clases, investigaciones, proyectos - que compliquen la vivencia plena de la práctica. La universidad debe monitorear su buen desarrollo - tanto con la empresa o entidad como con el estudiante. Sin embargo, el factor clave del éxito del programa es la actitud positiva del estudiante frente a ésta gran oportunidad de aprender haciendo.
La transición del mundo académico al mundo laboral es una etapa crucial. Las prácticas profesionales son un estupendo "puente" para que esa migración sea interesante, fácil, exenta de traumas. Esto redundará en beneficio de los jóvenes profesionales, lo cual a su vez mejorará la productividad laboral de las empresas y entidades de nuestro país. Así Colombia podrá elevar su competitividad.