Durante siglos, antes de la aparición de la Internet, los únicos medios de consulta académica eran los libros y las enciclopedias.
Estos textos eran los moldes del conocimiento que decantaban los historiadores, científicos, filósofos y demás académicos, pero ahora con la embestida de las nuevas tecnologías y la revolución de la información, aquellas viejas herramientas han quedado como vestigios del pasado.
Hoy todo aquel que quiere profundizar sobre algún tema de estudio, sólo debe entrar a las múltiples webs, cuyo contenido de acceso fácil se ha convirtiendo en dolores de cabeza para muchos maestros y docentes de universidades y colegios, que alegan que sus alumnos copian directamente desde estos sitios los trabajos que les presentan.
No obstante la situación plantea un debate amplio: ¿Cómo prevenir que los estudiantes no se acostumbren a hacer este tipo copy-paste (copiar y pegar), sin deslegitimar el uso de la Internet como una herramienta fundamental en estos tiempos?
TESTIMONIO
Para David Benítez (*), de 27 años, el hecho de copiar y pegar un trabajo desde la Internet para una cátedra de Comunicación Social, casi le significa no sólo la pérdida de su materia, sino la expulsión definitiva de su Universidad.
“Recuerdo que había trabajado todo el día y buena parte de la noche, al día siguiente tenía que entregarle un trabajo a mi profesor de Teoría de la Comunicación, así que decidí rebuscar entre las páginas webs el escrito que necesitaba, porque no tenía ni el tiempo ni las ganas de hacerlo”, explica el estudiante.
Benítez relata que decidió copiar el texto entero porque debía sacar una nota muy alta, pues sus faltas de asistencia constantes se traducía en ‘números rojos’ en la asignatura.
“El día de la entrega me sentí aliviado, no pensé que ese profesor me fuera a descubrir porque había buscado muy bien el texto, en lo más recóndito del ciberespacio”, se lamenta.
El joven asegura que cuando el docente en cuestión advirtió que todo era un plagio, lo llamó aparte de la clase y le inquirió por su falta.
“Por fortuna no me avergonzó delante de mis compañeros. Me disculpé con él, pero no acepto dejar pasar el hecho, me dijo que tenía que tomar medidas en el asunto junto con la Directora del Programa”.
El proceso disciplinario siguiente para Benítez fue firmar un compromiso en la Dirección del Programa de Comunicación Social, en el que se acordaba que el estudiante no volvería a copiar, pues de lo contrario se le expulsaría inmediatamente de la institución.
“En todo momento –prosigue– pensé que me iban a expulsar, me hablaban con severidad y me dijeron que iban a fijarse mucho en todos mis escritos, de ahí en adelante la materia la perdí, pero la recuperé en el siguiente semestre. Fue una acción absurda”.
Benítez dejó el plantel para buscar “mejor futuro”, como el mismo lo indica, en Bogotá, donde ahora reside.
NO APRENDEN
El decano de la Facultad de Derecho de la Universidad San Buenaventura, Miguel Raad Hernández, hace varias aclaraciones.
“Pensar que la Internet pervierte es de por sí equivocado, el punto de discusión radica en que aquellos que fusilan la información no están aprendiendo realmente”, asegura Raad.
El Decano afirma que: “La formación del estudiante que hace este tipo de plagios va a quedar castrada, pues no desarrolla las competencias cognitivas, ni interpretativas necesarias. Lo que se busca es que nuestros estudiantes analicen, confronten, debatan y propongan nuevo conocimiento”.
PÁGINAS ESPECIALIZADAS
Más allá de esta circunstancia, la Internet está plagada de todo tipo de contenido, tan variado como ficticio, es decir, algunas páginas desinforman o informan a medias a sus visitantes.
Incluso hay webs especializadas en proveer a sus usuarios, tesis de grados y diferentes trabajos escritos, que van desde resúmenes de libros hasta monografías sobre múltiples temas.
De esta manera, se han vuelto muy populares los sitios virtuales El Rincón del Vago, Sabe Todo, Mis Tareas y Monografías.
SANCIONES
En todas las épocas ha habido ‘copietas’.
El decano de la Facultad de Derecho de la San Buenaventura, Miguel Raad, expresa: “Hoy para el estudiante es más fácil copiar, pero también es más fácil detectarlos, casi siempre basta con ingresar parte del texto del trabajo presentado a un buscador como Google”, advierte.
Una vez descubierto el plagio, en la mayoría de las instituciones los estudiantes implicados son sancionados, en primera instancia, con una nota académica baja.
“En la Universidad San Buenaventura les abrimos un proceso disciplinario a los estudiantes que acostumbran a hacer estos plagios, luego se llaman a que hagan sus descargos. Después de escuchar al estudiante, se decide el tipo de sanción siguiente, cuyo tope es la expulsión del plantel educativo”, declara el Decano.
Cada plantel tiene normas que regulan el fraude por parte de los estudiantes.
Sin embargo, más allá de las medidas a tomar frente a este auge de copiar y pegar, se debe enfocar la atención en la formación del alumno, sobre todo desde su infancia, mejor dicho, desde los colegios.
“Ahora los estudiantes son muy ágiles con ese tipo de aprendizaje, pues están muy relacionados con el mundo cibernético ya que les resulta muy familiar y han crecido con este tipo de tecnología, sin embargo es entonces cuando debe intervenir el educador para desarrollar todas las competencias básicas y las profesionales”, expresa el decano Miguel Raad.
(*) Nombre cambiado a petición de la fuente.
CAPACITACIONES DOCENTES
La academia indica que ante esta situación los docentes deben recibir capacitaciones en el uso de herramientas informáticas, para ir un paso delante de quienes realizan este tipo de copias.
“A los maestros de nuestra universidad se les brindan algunas cátedras informáticas en las que se les enseña cómo detectar este tipo de copias, además del manejo de softwares varios”, dice Miguel Raad, decano de la Facultad de Derecho de la San Buenaventura.
El Universal