sábado, 14 de marzo de 2009

CONOCIMIENTO, CAPACIDAD Y DESEO














































INTERDEPENDENCIA































lunes, 9 de marzo de 2009

ACTIVIDAD C Y CP














Estudiantes esto es claro ejemplo de cómo trabajando en equipo todos podemos aprender, esto es un real equilibrio entre C y CP; el proyecto de aula debe trabajarse de la misma manera, todos aportando su punto de vista, debemos pasar de ser dependientes (aquellos que no aportan) o independientes (aquellos que son los que siempre hacen el trabajo a los demás) a ser interdependientes (trabajar por el bien del equipo).

Felicitaciones a todos los grupos... excelente trabajo, creo que el objetivo se logró. Esta semana el ejercicio se replegara en los demás salones de diseños de proyectos.

Liliana Puello Lopez
Ingeniera Industrial

REFLEXIONES SOBRE EL ESTUDIANTE MEDIOCRE


Jaime Carvajal Isla
Médico general de zona
Hospital de Achao
Presidente de la sociedad chilena de salud rural
Docente Antropología médica Universidad San Sebastián.

Estar en el mundo, implica vivir bajo la influencia de la polaridad que abarca toda manifestación. Por el sólo hecho de estar vivos, tenemos la certeza de que moriremos, pero paradojalmente, los
caminos que unen nuestro nacimiento con el final, son infinitos e inciertos. Esta paradoja resulta exasperante ya que carecemos de herramientas cognitivas que nos permitan comprender la
paradoja, lo contradictorio existente en nosotros mismos. Surgen entonces, la fe , la esperanza, la intuición; el auto despojo cansado de nuestra intelectualidad en búsqueda de la paz y el reposo.
No obstante lo anterior, el ser humano sabe que detrás de cada uno de esos múltiples caminos que conducen ineludiblemente a su muerte segura, se oculta la posibilidad de trascendencia, que en algunos se transforma en un deseo cristalizado en un ideal capaz de motivar los actos en pos de sí.

La trascendencia surge como la única manera de soslayar aquel nefasto destino, que si bien es cierto se logra por medio de los actos trascendentes, o sea, aquellos actos que sobreviven a nuestra muerte en la conciencia del colectivo, el origen verdadero de aquellos son ciertos atributos humanos que lo permiten.
Este origen del trascender, no es otra cosa que “ser en el mundo”, conciencia y voluntad en el mundo. Porque la verdadera vida es la del lúcido consiente de si mismo y del entorno, cuyos actos emanan de su voluntad.

En otras palabras, frente a la ineludible muerte, con sus inciertos caminos, no hay otra alternativa que “ser” o ser devorado por la incertidumbre, cuyo pesado manto de oscuridad tiene como consecuencia la locura, el suicidio de aquellos en que la autoconciencia plantea un terrible sinsentido o lo que es más frecuente, adormecerse en los estándares de la mayoría, eterno circulo de estereotipias en que el ser vacío, ya muerto interiormente, el que no es, encuentra un soporte que materializa su absurda existencia sin propósito profundo, aquel propósito que se esconde como un tesoro en la conciencia de un individuo. Es esto la raíz de la mediocridad: el no ser, la inconsciencia y el acto automático, sin propósito vital.
Hablemos un poco del estudiante universitario, exordio que nos permitirá comprender lo especialmente nefasto que es verificar la mediocridad en él. Por definición, el estudiante es un buscador ávido de aquellos conocimientos y destrezas necesarias en la aprehensión de una profesión. En otras palabras, sus actos académicos conducen a la transformación del neófito, en un experto de un área determinada del conocimiento, de tal manera que se constituye en un referente válido en la resolución de los problemas atingentes a su saber, que se presentan en el seno de la sociedad en la cual se desenvuelve. No obstante esto, el estudiante es ante todo un buscador de la verdad, un contribuyente de una fracción de luz que mitigue la terrible oscuridad en que la humanidad se encuentra sumida.

Se alaban en el estudiante, todo tipo de cualidades intelectuales, capacidades de memorización y procesamiento de información, las que van en directa relación a sus calificaciones, ya que las universidades se han especializado en ese tipo de mediciones, cuantificadas en aquellas formas de preguntar que se traducen en un puntaje numérico. El alumno es juzgado por un promedio de notas que supuestamente mide sus experticias en las distintas materias a las cuales fue sometido su intelecto.

Esta forma de evaluación de las competencias y progreso estudiantil está lejos de ser adecuado por cuanto no dan cuenta de ciertas características que son esenciales en el dominio de distintas disciplinas profesionales.

En efecto, las pruebas de selección múltiple no miden vocación, sentido ético, astucia, prudencia, intuición y mucho menos criterio. Si abunda la medición de conocimientos siempre cambiantes que en los estudiantes, a veces tienen una dudosa vida media. Estudiantes que habrían sido estupendos profesionales son filtrados por coladores inadecuados, mientras seres de intelecto hipertrófico, pero de escasas cualidades humanas, son investidos con un titulo profesional para poder desplegar toda su patanería.

En la actualidad esto se ha hecho más patente, ya que el aprendizaje tutorial, única instancia de ponderar lo cualitativo del estudiante, ha ido cediendo terreno a formas de auto aprendizaje, con evaluaciones estandarizadas, no personalizadas. Por otro lado, las universidades se han transformado en una prolongación de la escuela secundaria. Los alumnos son verdaderos receptáculos de un monólogo obligado por medidas coercitivas, en que el debate y los espacios para disentir, están prácticamente ausentes, y cuando los hay, son tímidos y de un pobre nivel de estructuración.

Por último, existe un fenómeno más macro que ha incidido en las características del mundo universitario actual: me refiero a la penetración del modelo de libre mercado. No ser profesional en estos tiempos, viene a ser lo mismo que estar condenado. Por otro lado, la educación al ser pagada con creces, hace del alumno un sobreviviente, que debe sortear los obstáculos a toda costa con la finalidad de salvar una inversión, que en muchos casos es penosa.

Pero volvamos al tema que nos concita, hacer un intento de caracterización de lo que es un estudiante universitario mediocre. A la luz de lo expuesto, quisiera hacer una definición sencilla de lo que debiese ser un estudiante universitario:

Persona que ha ingresado a un programa de estudio superior, producto de una elección madura y libre, consiente de si mismo, del medio en que ejercerá su profesión, de sus capacidades y proyecciones, cuyos actos estudiantiles emanan de su conciencia con capacidad de crítica y voluntad conectada con esta finalidad vital, profundamente enraizada con su vocación y sentido ético, que aspiran a alcanzar la excelencia profesional, lo cual no es posible desvincular de la realidad social en la cual esta inmerso el estudiante. Por lo tanto, esta dispuesto a asumir con esfuerzo y sacrificio todas las dificultades emanadas del proceso, siendo lo evidente en sus actos la veracidad y la consecuencia.

Dicho de otro modo el estudiante debe ser, en sus estudios. El profesional debe ser en su profesión. Esto es muy importante, ya que la definición anterior, implica una serie de atributos humanos.

Solo se es humano cuando se es.

El estudiante mediocre entonces es el que no es en sus estudios, por lo tanto no tiene relación alguna con la aparente merma del intelecto, aquella cualidad que las universidades se obsesionan
tanto en medir.

El estudiante mediocre es inconciente de si mismo, de su rol y potencialidades, sus actos son involuntarios, erráticos y automáticos, no obedecen a una causa superior, son producto de alguna pasividad a la cual el estudiante está sometido. No hay vocación, no existe amor por lo que se está haciendo, solo un aferrarse inflexible a las normativas para cumplir con una obligación penosa o para satisfacer un sueño ajeno.

El estudiante mediocre es un muerto, sin capacidad de crítica, voluntad ni sentido social, un autómata biológico en aquellos momentos en que se somete al estudio, se aferra a las rutinas universitarias y a las formas estandarizadas de evaluación, en la cual hay que sobrevivir a cualquier precio. Toda forma de esfuerzo y sacrificio es eludida en cuanto sea posible, cuando esto no se logra, acarrea sentimientos de odiosidad y sufrimiento.

Cuando son sometidos a pruebas personalizadas que requieren la creatividad del que ama lo que hace, fracasan miserablemente. Sus actos destilan un dejo de falsedad e inconsecuencia. No existe noción de las implicancias de ser mediocre.

Las universidades nutren y nutren de profesionales mediocres a nuestra sociedad, porque no tienen conciencia, definición ni metodología para los estudiantes mediocres, que gracias a su intelecto sortean las vallas estereotipadas de las escuelas profesionales, siendo muchos de ellos incluso considerados aventajados y premiados por tan buenas calificaciones.

No obstante lo anterior, están condenados a morir, ya que sin conciencia y voluntad, no es posible trascender, que en lo profesional, significa alcanzar la excelencia, pináculo al cual han accedido aquellos que no necesariamente fueron los de mejores calificaciones en la universidad.

TRAMPAS: PERO SI TODOS LAS HACEN !!!


Hacer trampa en exámenes y trabajos escritos se ha vuelto tan común en todos los niveles educativos, que alumnos y maestros han perdido el asombro a estas prácticas, según lo relatado por varios estudiantes de Comunicación de la Universidad Autónoma de Tamaulipas así como de docentes de la misma institución.


En palabras del maestro Jose de Jesus Vargas Ortiz, “Los alumnos muchas veces hacen trampa por flojera a estudiar y pues por obtener una nota aprobatoria, sin importar realmente si aprendieron o no”. Y complementa la profesora Alicia Cavazos “La actitud es hacer lo que sea para ganar; la obsesión con el éxito es prácticamente una enfermedad que lleva a los alumnos a valerse de cualquier tipo de maniobras para aprobar un examen o un trabajo escrito”.
Pero estas son solo las opiniones de los maestros de la institución, pero Que tienen que decir los universitarios con respecto a hacer trampa en exámenes?


Según Pilar, alumna de 5to semestre “Para mi los exámenes no valen, o sea, no es el tipo de información que te va a servir en el mundo real una vez que termines la Universidad”, mientras que su compañero Roberto agrega, “Nunca he estudiado para un examen y pues si ahí están los acordeones o le copias al de al lado, para que te preocupas”. Pero, Hacer trampa en la Universidad? “Si” contesta Gerardo, alumno del 6to semestre, “también en la uni se hace trampa, no solo en la secundaria o en la prepa, ahi aprendes todos los trucos y pues acá en la uni ya es mas fácil aplicarlos”. A lo que Roberto agrega riéndose, “Solo copias y haces trampa en las materias que consideras de relleno, las que de plano no te gustan y la neta no quieres ni esforzarte”
“Muchos alumnos ven el copiar como algo normal; algo que sucede todos los días en todas partes del mundo, y hasta chistoso; digno de contar si no te han cachado nunca, y hasta lo presumen tachando de tontos a los maestros que no se dan cuenta de los acordeones” comenta el profesor Jose de Jesus Vargas Ortiz.

Ciertamente habrá alumnos a los que nunca han “cachado” haciendo trampa y otros a los cuales les habrá ido muy mal, pero Que medidas de prevención toman los maestros en cuanto a copiar?
“Hago exámenes diferentes en cuanto a contenido, pero muy similares en su estructura; así los alumnos creen que es el mismo examen y se atreven a copiar, siendo que me doy cuenta quien lo hizo” comenta el profesor Enrique Valderrama, “Personalmente, separo los bancos y estoy caminando por entre las filas,” comenta el maestro Jose de Jesus Vargas Ortiz, “puede sonar como de primaria, pero es una manera de estar mas seguro de que no copiaran”.
“Por mi parte les pido que apaguen sus celulares y guarden cualquier otro artefacto como es el caso de los iPods” agrega la maestra Alicia Cavazos.


Y es que los estudiantes han ido evolucionando en la manera de hacer trampa en los exámenes; recordemos las maneras mas elementales como copiarle al de al lado o al de enfrente, hacer un “acordeón”, o sea, escribir las respuestas en un pequeño pedazo de papel que después se guardaba fuera del alcance del maestro, o las señales que se hacían con lápices.
En estos días, las maneras de copiar se han vuelto mas refinadas con el uso del celular; los estudiantes ahora mandan mensajes de texto, o toman fotografías de sus exámenes, o los más avanzados utilizan su iPod como acordeón guardando las respuestas en su lista de canciones.
Pero los maestros no solo se enfrentan a las trampas y copias en los exámenes, también en los trabajos escritos como reportes, resúmenes y ensayos los alumnos han aprendido a hacer trampas.


“Es mas fácil buscar la información en Internet que irte a la biblioteca y sacar libros, leer, subrayar; la neta que flojera” dice Roberto. “Los maestros siempre nos dicen que vayamos a internet y que ahí encontraremos la información necesaria” agrega Pilar.
Los alumnos se ven ayudados por sitios web como el Rincón del vago, un sitio dedicado a la compilación de trabajos escolares de diferentes niveles y que cualquier persona puede subir sin acreditación alguna con respecto al trabajo, y
que dichos trabajos serán, mas adelante utilizados por otros estudiantes que ni siquiera checan si la información es correcta o no.


“Ese es el problema con el Internet y la poca ética de los alumnos” comenta el profesor Enrique Valderrama, “creen que todo lo que esta en la red les puede servir y ni siquiera se fijan en las fuentes, solo copian y pegan descaradamente creyendo que los maestros no nos vamos a dar cuenta”.


“Inmediatamente te das cuenta de cuando un trabajo es pegado de internet” agrega el maestro José de Jesus Vargas Ortiz, “la manera de escribir, el lenguaje, el orden de las ideas; no es el de un alumno universitario, y menos si después los cuestionas acerca de su trabajo, no saben ni siquiera de lo que están hablando” finalizo.
“En esos casos, simplemente se les anula el trabajo y no tienen oportunidad de recuperarlo, por lo menos en mi clase” comento la maestra Alicia Cavazos.


Finalmente, creo que los estudiantes deberían de preocuparse mas por aprender de manera correcta y no de solo pasar las materias copiando porque después creerán que todo se resuelve haciendo trampas

COMO SER UN ESTUDIANTE EXITOSO






Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.

Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú.

Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú.

Se tú el que aparta la piedra del camino.

Ser estudiante es lo normal: se comienza desde muy niño y continuamos aprendiendo durante toda la vida dentro y fuera de los sistemas formalmente establecidos para adquirir nuevos conocimientos. Hoy en día toda persona con la cual usted se encuentre, estará estudiante.

En el colegio, la universidad, en el curso de postgrado o simplemente mediante la lectura o a través de los programas de televisión, pero de seguro es un estudiante aunque no vaya diariamente a las aulas como sí lo hacen los niños de la primaria o los jóvenes del colegio o de la universidad.
Sin embargo, estudiantes, lo que verdaderamente se dice estudiante, es un título que se le confiere de manera casi exclusiva a quienes están inscritos en algún programa reconocido por instituciones legalmente establecidas.


Los estudiantes han tenido y tendrán enormes retos, entre ellos el de demostrar que la escuela sigue siendo necesaria cuando ha sido tan cuestionada y criticada por sus métodos, la calidad de sus egresados y su divorcio con la realidad.


Por eso hoy se requiere de un estudiante más comprometido con su entorno, verdaderamente conectado con la vida práctica, consciente del compromiso con su región, con el desarrollo y con el cuidado del medio ambiente. Por lo anotado, nos atrevemos a mencionar algunas características del estudiante que se necesita y que, indudablemente, está destinado a alcanzar el éxito.

* 1. Un estudiante conectado con la realidad. El estudiante YA es un ciudadano y necesariamente debe ser un ciudadano activo. En la pared de cierta institución, en letras descuidadas, escritas con pintura se leía esta frase: "Si la universidad nos prepara para el futuro...¿quién nos prepara para el presente"?. No hay tiempo para encerrarse en las aulas y aislarse de todo mientras "se prepara". No, el asunto es aprendiendo y haciendo. Nadie puede darse el lujo de desconectarse de lo que está sucediendo y mucho menos un estudiante responsable.


* 2. Un estudiante comprometido con el cuidado ambiental. Ya no es una visión apocalíptica y lejana aquella de que el medio ambiente está expuesto a la destrucción y con su final, el final de la mayoría de las especies, entre ellas la especie humana. La frase según la cual "el hombre está cortando la rama del árbol sobre la cual se encuentra sentado" cobra vigencia cada día porque ya casi toda la rama está partida. Si no adquirimos conciencia ambiental nos vamos a estrellar contra el duro piso en breve. Es vital comprometerse con el ambiente desde los tiempos de estudiantes y no aplazar indefinidamente este compromiso.


* 3. Un estudiante comprometido con la excelencia: nadie puede darse el lujo de hacer las cosas "como hay que hacerlas" cuando se nos brinda la oportunidad de excedernos, de superar las expectativas acerca de nuestras potencialidades. El compromiso con la excelencia se basa fundamentalmente en hechos: en lo que somos capaces de hacer y en hacerlo bien. Sigamos el consejo de Confucio quien nos repite una y otra vez esta sabia frase "El hombre superior ahorra palabras y derrocha acciones". Es necesario entender que la excelencia es el desarrollo pleno de la calidad. Y no puede ser a medias, porque no sería excelencia sino mediocridad.


* 4. Un estudiante crítico, librepensador y autogestionario. Crítico para explorar conocimientos distintos a los que se les ofrece a través de los medios convencionales de educación; librepensador para participar en el descubrimiento y construcción de nuevos saberes y la forma de ponerlos al servicio de la humanidad y autogestionario para proveerse por sí mismo los medios que le permitan alcanzar el éxito como persona y como profesional.
Estudia, comprométete y actúa.
Eres importante en la sociedad y debes demostrarlo.
Y el mejor momento para hacerlo es ¡Ahora!