lunes, 10 de agosto de 2009

Comer basura, otra forma del reciclaje


A las 8 de la mañana, cuando los rayos del sol —entrando por los agujeros de las tejas— se hacen insoportables, Armando suele levantarse para volver a sus jornadas en el Mercado de Bazurto.

Prácticamente está viviendo en la calle desde los 12 años de edad. Ahora tiene 21. Él es uno de los recicladores que sobreviven en las entrañas del mercado y en las calles del Barrio Chino, uno de los vecinos pobres que rodean a la central de abastos.

El mismo Armando no sabe en qué momento se convirtió en un habitante de la calle. Lo único que tiene claro es que, para sobrevivir, lo primero que debe hacer es no dormir demasiado para que sus compañeros de infortunio no se le adelanten en la recolección de los desechos que la “Cooperativa de aseadores del Mercado de Bazurto” arroja todos los días en las cajas estacionarias de la empresa Urbaser.

Armando es reciclador, pero los materiales que recoge no son cartones, ni pedazos de madera o metales que acumulan los recicladores comunes y corrientes. Lo suyo es internarse entre los montones de basura para sacar las hortalizas y todo lo comestible que se pueda vender entre ciertos comerciantes del mercado o entre algunas cocineras provenientes de los barrios miserables de Cartagena.



Ya lo conocen los barrenderos de la cooperativa, aunque saben que no es el único que se ocupa de esa tarea penosa. Desde las 8 de la mañana, cuando los escobitas han depositado por lo menos unos diez tanques de la basura que vienen recogiendo en los alrededores del mercado, Armando y sus compañeros empiezan a hurgar para extraer el ají pimentón, la cebolla blanca, el cilantro, el cebollín, el repollo, la lechuga, el aguacate, el zapote, la piña, el plátano maduro y otro montón de comestibles que las colmenas desechan cuando la putrefacción ataca.

En nada se parece la tarea de Armando y sus compañeros a las de los vendedores que toman las hortalizas desechadas de las tractomulas provenientes del interior del país. Mientras estos rescatan, del fondo del saco, la zanahoria en buen estado que el mayorista desechó por tener una mancha insignificante haciéndole sombra, los recicladores se sumergen en las cajas estacionarias, inmunes al hedor de la basura podrida, para recoger las hortalizas en estado de corrupción, quitarle los pedazos agusanados y reunirlos en sacos, cajetas o cajas de plástico que venden entre una clientela, igualmente inescrupulosa, que cocina con ese material y vende comidas en el mismo mercado y en los barrios pobres de la Zona Sur Oriental.
Armando es uno de ellos. Pero se desempeña con tanta tranquilidad y sin apresuramientos, que cualquiera podría creer que el suyo es uno de los oficios más comunes y corrientes del mundo. Con esa misma parsimonia pronuncia las palabras que le sirven para contar la historia de su vida en la calle.



Aunque sucio y sudoroso, procura estar un poco mejor vestido que los compañeros que se internan en las cajas estacionarias con los pies descalzos, sin camisa y con un pantalón corto por toda vestimenta. Son como diez o quince, entre hombres y mujeres, quienes le hacen la competencia.

Pero él ni se inmuta, pues, por alguna designación de la rutina, sabe que de todas maneras al final del día tendrá los siete u ocho mil pesos que le sirven para alimentarse y para comprar los tres cigarrillos de bazuco que consume todas las noches, antes de quedar dormido en el piso de una vieja casona del barrio Martínez Martelo, en donde comparte techo con más de 20 recicladores del mismo perímetro.

Mientras me le acerco, una mujer gorda que porta un delantal oscuro, le entrega una moneda de 500 pesos, a cambio de un mazo de cilantro que acaba de extraer del basural.
“Esa —dice ladeando la cabeza y sin dejar de manipular su mercancía — es una de las que atienden las fonditas malucas esas que tú ves en el segundo piso del mercado o en la avenida del Lago. Con eso hacen cualquier comida. Y eso es lo que comen los carretilleros, los recicladores y todo el que no tenga para comer algo de servicio”.
A sus pies pone una canasta de plástico de color verde, en donde va juntando las lechugas que libró de las hojas podridas y que ya podrían cocinarse, después de una buena lavada con agua limpia.

Mientras aparta los gusanos con las uñas, me dice que “de vez en cuando, entre las canecas viene un pedazo de pollo, de carne de vaca o de cerdo que se dañó en el congelador de alguna colmena, y ya no lo pueden vender. Pero nosotros lo recogemos, le quitamos la parte dañada, que es como de un colorcito verde, y después la vendemos”.

2
En la cabeza semi rapada de Armando se ven las huellas de peleas callejeras antiguas, lo mismo que en los brazos y en el rostro. Es moreno, flaco y de estatura regular. Sus ojos apagados parecen mirar únicamente lo necesario; y sus pómulos en relieve brillan pobremente bajo la insistencia del sol húmedo que reina entre una amenaza de lluvia tempranera.
A pesar de sus experiencias con la mala alimentación y el consumo de estupefacientes de baja estofa, parece tener la memoria fresca; o, al menos, sabe rescatar al instante las imágenes más impactantes de su niñez y adolescencia en el barrio Olaya Herrera, sector El Tancón.
“En esa casa éramos cuatro hermanos y mis papás—cuenta—. A uno de mis hermanos lo mató una volqueta en San Onofre. El otro estaba prestando el servicio militar en los Llanos Orientales, y se accidentó viajando en una avioneta. Mi mamá enseguida metió la demanda, y ganó. Pero cuando empezaron a pagarle el muerto, se desapareció de la casa y más nunca la hemos visto. Después, el otro hermano se comprometió con una pelaíta del barrio, y empezamos a tener problemas.

“Yo, para no estar peleando con ellos, me pasaba el día en la calle y regresaba en la noche a dormir. Así me hice amigo de una pandilla que se llama ‘Los tanconeros’. Yo nunca supe por qué, pero esos manes se la pasaban peleando con “Los panelas”, una pandilla de El Líbano.
“Yo, aunque apenas tenía 12 años, los acompañaba en esas peleas y, como los manes me veían que tenía viaje pa’ las que fueran, un día me preguntaron que si era capaz de disparar un changón, y les dije que sí. En la siguiente pelea nos encontramos con ‘Los panelas’ en un callejón; y yo, con mi changón, me sentía más guapo que el hijueputa. Entonces, al primero que se me acercó le disparé. Cuando vieron al man sangrando, todo el mundo salió corriendo.
“Pasaron un poco de días, no sé ni cuántos. Pero yo iba solo por una calle, cuando de pronto se me aparecen dos manes raros y me van zampando el changonazo. Me tiré al suelo haciéndome el muerto, pero la verdad es que me ardía la cabeza, la espalda y el brazo derecho. Esa vaina es como un poco de balines calientes que te caen encima y parece que te estuvieras quemando. Yo no sé cómo no me siguieron dando. El mismo Dios.

“Ahí fue cuando dije que no iba más con esos manes. Pero tampoco podía quedarme en la casa, porque mi hermano y su mujer ya sabían en lo que yo andaba, y les daba miedo que de pronto fueran a joderlos a ellos también. Entonces me vine para el mercado. Aquí también trabaja mi papá. Él es cotero. A veces lo veo descargando camiones. A veces hablamos, y me dice que vaya a visitarlo, que está viviendo solo. Pero a mí no me gusta salir de este pedazo.
“Cuando llegué al mercado, me conocí con unos manes del Barrio Chino, que venden drogas. Un día, tomándonos unos tragos, me dieron a probar una pastillita que le dicen ‘La piola’. ¡Qué vaina hijueputa! Eso te quita el miedo, te sientes capaz de lo que sea. Allí supe que cuando alguien quiere matar a un enemigo, busca a un pelao de la calle, le da una pastillita y una pistola. Y el pelao se mete donde sea y mata al que sea.

“Como dos o tres veces probé ‘La piola’. Pero siempre que la metía, tenía que tomar mucho agua, comer y esconderme en algún rinconcito para matar el viaje, porque podía hacer una locura. Ahora, mejor me compro mis tres papeleticas de bazuco cuando termino de trabajar y me voy a dormir.”

3
Cuando termina su relato, Armando tiene un número considerable de bolas de lechuga dispuestas dentro de la canasta de plástico; y calcula que por ese cargamento podrían darle unos dos mil pesos.

Está avanzando la mañana, y los barrenderos siguen vertiendo tanques de basura en las cajas estacionarias. Pero no sólo basuras, sino también un líquido oscuro y nauseabundo que invade con su olor casi todo el espacio en donde funcionan colmenas y cuartos de refrigeración. Le llaman “lixiviado”.

Dicen los barrenderos que el mismo líquido que emana de las basuras es tomado por los laboratoristas de la empresa de aseo Pacaribe para someterlo a un tratamiento del que sale otro líquido al que llaman “ambientador”, para eliminar las bacterias que producen el mal olor que se respira mientras se desarrolla el proceso de limpieza y deposición de desperdicios en las cajas estacionarias.

“Una cosa que no saben los recicladores —advierten los barrenderos—, o no les importa, es que ese líquido, aunque sea ‘ambientador’, es tóxico. O sea, los que están consumiendo los almuerzos que preparan con las hortalizas que sacan de la basura, podrían terminar hasta muertos, no solamente en el mercado sino también en un poco de barrios pobres”.

Algunos dueños de colmenas que laboran cerca de las cajas estacionarias creen que las autoridades de salud deberían hacer algo para detener la inminente emergencia, “pero algunos se la pasan pidiéndole plata a los dueños de las colmenas para no cerrárselas si les ven que incumplen alguna de las normas sanitarias”, dicen con cierto dejo de animadversión.
Cuando son las 10 de la mañana, Armando lleva el pedido de lechugas y regresa a seguir rebuscando entre las cajas estacionarias. Sigue conversando con la voz lenta y bajita que tenía desde el principio, a la vez que va limpiando otra bola de lechugas que los escobitas acaban de arrojar.

Mientras lo hace, un grupo de coteros descansa en el suelo y bajo la sombra de las tractomulas. Desde el seno de ese grupo surge una voz áspera que le aconseja a Armando agredirme:
—¡Zámpale una lechuga por la cara!—le gritan—
—¿Por qué?—pregunta Armando.
—¿No ves que te está tomando fotos?
—Nada. El vale está trabajando.
El reciclador sigue imperturbable en el momento en que me cuenta que, después de la una de la tarde, el rebusque en las estacionarias disminuye, porque ya se han servido los almuerzos en las fondas de mala muerte; además de que las cocineras que habitan en los barrios subnormales no vuelven más al mercado sino hasta el día siguiente.

4
A estas alturas, Armando ya tiene casi completos los 8 mil pesos reglamentarios y se dispone a comprar algo de comida para sentirse fuerte antes del ritual alucinógeno de la noche. A veces, después haber almorzado algo, colabora con los diferentes comerciantes cumpliendo ciertos encargos que no todos se atreven a hacer.

Otras veces, cruza hasta la ciénaga de Las Quintas, en el antiguo sector La Islita, y se dedica a conversar con otros recicladores mientras arma sus cigarrillos de bazuco para las siguientes cinco horas. Me dice que en algunas ocasiones, cuando el botín en las estacionarias es bastante significativo, algunos recicladores se pelean la mercancía y hasta se producen heridas a punta de cuchillo o de pedazos de botella.

Para Armando y sus compañeros la lluvia no deja de ser un inconveniente, sobre todo cuando cae en las primeras horas de la mañana, que suelen ser las más productivas de la jornada. Cuando se precipita en la noche, suelen buscar protección en los rincones más innombrados del mercado y del Barrio Chino, hasta que pueden salir y dormir bajo techo seguro.
Para los menos complicados, cualquier piso es una cama; y cualquier plástico, una colcha con la que pretenden protegerse a cabalidad del rigor de los elementos. Sin embargo, y a pesar de sus desavenencias con la vida, Armando todavía conserva algunas esquirlas de la dignidad que le permite proveerse de cartones gruesos que separen su cuerpo de la agresividad del piso, mientras duerme en la vieja casona del barrio Martínez Martelo.
Cuando se acercan las 7 de la noche, se dirige a la guarida en donde le venden las tres papeletas de bazuco. Luego consigue tres cigarrillos baratos, les extrae el tabaco, lo mezcla con el bazuco y prepara el tranquilizante que lo mantiene durmiendo hasta que el sol vuelva a colarse por entre los agujeros del techo.

Hace unos días me informaron que los escobitas debieron llevarlo a la sala de urgencias de una clínica cercana, después de que unas galletas que encontró en las canecas estacionarias le produjeron dolores, diarrea y vómito que amenazaron con matarlo. Su mamá reapareció y lo acompañó hasta que le dieron la de alta.
No lo han vuelto a ver en las estacionarias, pero es posible que regrese pronto a rebuscar la vida dentro de un montón de cosas muertas.

25 comentarios:

Unknown dijo...

Es inaudito saber que muchas personas devengan el sustento diario de sus familias de esta actividad, algunas por la necesidad de garantizar su dosis personal diaria y otras para simplemente mantenerse vivos.

Esta actividad se convierte en uno de los focos de enfermedades mas relevante en cuanto a intoxicacion por alimentos, que crece cada dia mas y mas,por la negligencia de las autoridades de salud distritales y por el hambre de dinero que poseen los administradores de las fondas en el mercado que por ahorrarse unos pesitos pueden causar una enfermedad o incluso inducir la muerte a sus clientes........

Unknown dijo...

Hola muy buenas tardes soy Johana Rodriguez en base a la historia anterior me parce es muy triste porque se muestra un caso repetitivo en nuestro pais , como lo es la de Armando, personas que huyen de su casa y se consumen en la crueldad de las calles viviendo una vida miserable, ya que su pobresa limita sus sensores de pensamiento y su espiritu se reduse a solo oscuridad, viviendo solo para conseguir algo que lo afecta a el mismo y trabajando haciendole daño a los demas, es muy triste esta clase de historias pero se convierte en peligrosa cuando aterrizamos y nos damos cuenta que la basura que el recicla los utilizan algunos restaurante donde personas de pocos recursos economicos llegan para alimentarse, sin saber que ponen en peligros sus vidas; viendo que los dueños delos restaurantes no tienen conciencia ni la mas minima actitud de responsabilidad violando el derecho fundamental como lo es el de la vida. Esta situacion no solo se vive en nuestra ciudad si no en muchas ciudades, en donde la pobreza economica llega ha ser pobreza humana, perdiendose el sentido de cuidar y proteger la vida misma solo por unos pococs pesos, o por nada se necesita aterrizar y pensar que como seres humanos debemos poner fin a estas situaciones y no participar de situaciones como estos, si no enfocarnos a dar soluciones para un mejor futuro, es importante que como profesionales nunca pongamos en riesgo la vida de los cliente cultivando y fortaleciendo nuestros valores para no caer en las trampas de la vida.

VI SEMESTRE DE CONTROL DE CALIDAD

Victor Castillo dijo...

Pienso que aunque es la unica forma de sobrevivir para Armando, porque es una persona que no sabe hacer mas nada, pero tambien ahy que ver las cosas desde el punto de vista sanitario, y evaluar las graves consecuencias de las actividades de reciclaje con los alimentos, pues estas pueden ser incidentes de enfermedades toxicas para todos los consumidores, y tambien pueden generar desconfianza a la hora de consumir alimentos en cualquier restaurante de la ciudad, porque la verdad es que nosotros nunca tenemos la oportunidad de ver la materia prima con la que preparan los alimentos pedidos por nosotros.

Por lo cual me parece que las autoridades deben prender alarma sanitaria y ponerle mas atencion a esta forma de reciclaje.

VICTOR CASTILLO ROMERO
VI SEMESTRE CONTROL DE CALIDAD
SALON 313

Karen Arrieta Torreglosa dijo...

A decir verdad, no tenia conocimiento de una situación como ésta, la cual requiere mucha atención y sobre todo mucha cautela.

Para algunos de nosotros es común comer en la calle, pero no se tienen en cuenta muchas cosas que a veces ignoramos a causa de la misma "hambre" del momento, como es la preparación de los alimentos y el lugar de donde se traen dichas materias primas para la preparación de los mismos.

Aunque parezca ilógica una situación como esta, pero realmente sucede y muchas personas viven de situaciones como esta, lo cual aun es mas impactantes, esto puede ocasionar múltiples muertes e incluso puede provocar toda una emergencia sanitaria en ese sector a causa de comer "desechos de comida", es mas es necesario quitar todos estos lugares donde se expenden estos alimentos e intentar trasladar la basura de ese sector a donde corresponde y evitar este "rebusque" que asi como afectó al personaje de la historia pueden ser muchos mas mañana.

A partir de la situación actual han surgidos nuevos "empleos" algunos ponen en riesgo al beneficiario en un alto porcentaje, pero se hace indispensable la desaparición de estos focos de enfermedades que mas tarde pueden ser causantes de una GRAN EMERGENCIA.Todas estas situaciones se derivan de
la falta de recursos, de la falta de fuentes de ingreso y en su "ignoracia" (porque conocen las consecuencias)realizan estas actividades ilegales.


Karen Arrieta Torreglosa
VI Semestre
Tecnologia en Control de Calidad
313

ANGELICA dijo...

Me parece increíble como personas pueden comprar este tipo de alimentos, sobretodo sabiendo su procedencia y luego utilizarlo en almuerzos para venderlos a aquellas personas que laboran en esta zona ,pienso que es algo ilógico poner en riesgo la salud de un individuo por ahorrarse unos cuantos pesos y también es una canallada hacerle esto a las personas que compran sus almuerzos en estos sitios es decir están poniendo en riesgo la vida de sus clientes que son los que les están dando el sustento diario para ellos y para su familia; y en cuanto a las personas que se dedican a esta labor de recolectar comida en mal estado el gobierno debería ayudarles capacitándoles y enseñándoles de alguna manera que ese trabajo es muy perjudicial para la salud de las personas y las de ellos mismos que son los que consumen de estos alimentos y hacerles ver que hay otra manera de ganarse el dinero y que pueden recolectar otro tipo de materiales en fin…

Ing. Liliana Puello López dijo...

Muy bien muchachos, execelente analisis. ¿Que podemos hacer para contrarrestar todo esto?

Unknown dijo...

Es desconcertante que existan personas que debido a la pobreza y la ignorancia puedan recurrir a esta clase de situaciones que pone en peligro la salud de muchas personas, pero es una realidad que muchas veces ignoramos cuando de pronto en una situación repentina de hambre compramos e ingerimos esos alimentos gravemente contaminados que muy seguramente en su proceso de realización no se tuvieron en cuenta cuestiones como la inocuidad de cada uno de ellos.

Me parece que la lectura viene al caso en estos tiempos cuando nosotros estamos viendo este tipo de temas con la profesora Judith sobre los microorganismos que pueden vivir y transmitir al ser humano por medio de los alimentos, y es preocupante este tipo de actividades que no solo hace Armando, sea una de las principales fuentes de infección e intoxicación alimentaria en la ciudad y que personas ignorantes de las consecuencias compren "alimentos reciclados".

Una solución a este problema puede ser la concientización sobre la inocuidad de los alimentos y su importancia en la sociedad consumidora a todas aquellas personas que utilizan esta serie de alimentos para abastecer su quehacer en las fondas cerca del mercado (las quintas y el berrio chino, entre otras).

Katherin C. V.
Control. VI SEMESTRE

Unknown dijo...

Esta historia me parece muy interesante y ala vez peligrosa ya que como esta vida de armando existen muchas mas que diariamente se levantan pensando en el afan del dia y en sus necesidades ,lo inaudito es la forma de solucionar estas necesidades ya que como vemos son varias vidas que se exponen en esta actividad laboral que realiza armando .y lo preocupante de esta historia es que las autoridades no estan haciendo nada para parar esta ola de contaminacion que genera estos recicladores (por asi llamarlos)a la hora de entregar alimentos a restaurante y a hogares de bajos recursos de la ciudad
por lo anterior no que da mas que hacerles un llamado a la autoridades competentes para hacer un pare a este imenso foco de enfermedades que se esta formando en algunos abastos ,fondas y hogares de cartagena.

jose dijo...

yo pienso que esta practica que han tomado las personas de tomar los productos que ya están en la basura para volverlo a cocinar y convertirlos en alimentos es un riesgo para la salud de todas las personas que consumen estos alimentos y es muy desagradable saber que en el mercado la gente no le importa su salud y coma de cuanta porquería hagan esos restaurantes y personas que se dedican a reciclar estas verduras y legumbres para convertirlas en comida.
creo que es una necesidad que la secretaria de salud tome cartas en esta asunto y controle de manera imediata este tipo de actos que van contra la salud de las personas.

VI SEMESTRE CONTROL DE CALIDAD AULA 313
atte jose mario garcia

luz angela gutierrez dijo...

Caramba!!! y yo que a veces no quiero comer en mi casa jeje!!

Es una situación dificil de creer..pero real. armando no es el unico. Quizas su situación lo obligo a inmiscuirse en esa vida..sin embargo debemos tener en cuenta nosotros los "afortunados" que si tenemos comida, ropa, estudio y un lugar donde vivir, a veces no sabemos valorar loq ue poseemos. Me parece super importante que tomemos este ejemplo..para superarnos. El vive el dia a dia, nosotros pensamos en nuestro futuro, el futuro se crea en el HOY..y es HOY que debemos actuar por ser cada dia mejor.

A nivel de sanidad, me parece bastante PELIGROSA esta situación pues como se puede observar..las ETAS (enfermedades de transmision en los alimentos) estan haciendo de las suyas en estos sectores, y me parece CRUEL que se venda basura, considero que la alcaldia, el DADIS debe tomar las riendas de este asunto,q eu si continua puede acarrear consecuencias fatales, produciendo quizas nuevos virus y/o enfermedades a la poblacion cartagenera.

Dayana Mejia dijo...

Hoy en día, existen personas tan ignorantes con respecto a la alimentación, a la inocuidad alimentaria o a la calidad de vida que hay en Cartagena, a veces no miramos mas allá de nuestras narices, y pensamos que el mundo es color de rosa; a decir verdad yo soy una de ellas. Esta historia nos muestra la cruda realidad que no solo vive ARMANDO, sino muchas familias en la ciudad, aquellos que viven del rebusque para poder subsistir y mantener a sus humildes familias, o solo por tener su dosis diaria, pero estos, no dimensionan las consecuencias que acarrea esta situación; sin embargo, la culpa no es del todo de dichas personas, sino del gobierno que observa las condiciones infrahumanas en que desechan, reciclan, venden y compran comida podrida y con olores nauseabundos y no hacen nada al respecto por mejorar la problemática. Sabiendo aun que existen las ETAS, y que por estas han muerto millones de personas en el mundo.
Una posible solución sería crear centros de rehabilitación para los recicladores que viven de esto; que la alcaldía y las autoridades sanitarias hagan cumplir las normas de salud sin dejar que les pique el bichito de la corrupción; por lo menos para que se mejore la calidad de vida de las personas de bajos recursos; que por su misma condición les toca someterse a este tipo situación tan desagradable.

Diego Moreno dijo...

De acuerdo a la historia anterior, podemos decir que nadie conoce las necesidades de cada persona; ni en qué condiciones vive, ni la manera como consigue el pan de cada día para poder sobrevivir; y es por esta razón, que se presenta la problemática en la ciudad. Muchos para suplir sus necesidades hacen lo que sea; como lo vemos en el artículo; el cual sacan los alimentos de los tanques de basuras, son comprados por las colmenas, y vendidos en forma de comida a las personas de bajos recursos; sin tener en cuenta las consecuencias de las enfermedades transmitidas por alimentos contaminados. Para mi pensar una estrategia para mejorar esta situación, es que tanto la secretaria de salud como la alcaldía, sensibilicen a las personas sobre los problemas de salud que se presentan por consumir alimentos en mal estado; por otra parte, aumentar los comedores comunitarios para que dichas personas puedan comer sanamente; así mismo, las empresas de recolección de basura, tengan un control mas estricto para que los desechables no realicen este tipo de actividades, las cuales afectan a la comunidad cartagenera.

ibrahin suarez teheran dijo...

Pienso que esta es una triste historia que a diario de vive en nuestra cuidad, existen mucha gente pobre que como no ha estudiado se dedica es al reciclaje y así aprenden a convivir entre las basuras, por ende no tienen como vestir, como comer, porque no tienen algo mínimo de dinero.
El caso de armado es uno de los más reconocidos en nuestra cuidad, pero lo q ellos no saben es que todo esa comida q venden en muy mal estado de todo tipo es que le hará daño a muchísimas más personas y hasta el mismo, ninguna de estas personas conocen normas de higiene, y lo peor es que saben que se les va hacer daño en un futuro.
Varias personas como nosotros no sabemos de dónde sacan los dichosos “alimentos” que en la calle comemos, pero la verdad no se sabe si son los que venden estos recicladores como armando, a ellos no les importa el bienestar de las demás personas sabiendo ellos que pueden llegara a intoxicar a cualquier persona, que coma en el mercado u otra persona que compre estos alimentos que sea de escaso recursos, además, estos “alimentos” vienen sucios de ambientador un liquido que es toxico. En este caso deberían de llegar más temprano los trabajadores de urbaser y botar todo este desperdicio, o las autoridades de saludad deberían de realizar algún plan e acción para que esto no siga ocurriendo en este sector de nuestra cuidad. Gracias
Ibrahin suares t
VI control de calidad salón 313

bessy martinez dijo...

Comer basura es una realidad que poca conocemos solo se ve en los barrios marginado, que se van al mercado u otras lugares para coger la comida que salen maltratada con el fin de alimentar a su familia para ellos es la forma mas fácil por lo que no tienen plata.
El reciclaje es muy importante para las personas necesitadas por que con eso pueden encontrar plata tanto para la comida como para la droga. La droga para ellos es como la fuente principal para olvidar sus problemas. Estas personas llevan una vida muy pesada por lo que no tiene un estudio y no saben que hacer por eso ellos toman la decisión de drogarse.
Persona como esta necesitan ayuda tanto económica como de estudio por lo que ellos no sabe que hace cuando están en esa situación y llega a un extremo de drogarse, pero hay persone que lo hacen por placer aun que no ganan nada, solo dañarse su vida.
Lo único que le digo es que se necesita valor para sobrevivir, solo aconsejo que la persona que tiene valore lo que tiene no lo desperdicie que una comida es muy difícil de conseguir cuando no se trabaja aproveche lo que están de papi y mami por que cuando ellos no están hay si van a saber lo que es llevar una comida a la boca.

Unknown dijo...

la situacion de armando es sumamente triste, no solo la de el sino la que vive muchas personas en nuestro pais y desde mi modo de pensar independientemente de la economia o la plitica es cuestion de cultura.

pero bueno estamos aqui para analizar una situacion que tan o mas preocupante que la forma como vive armando y es la inocuidad de muchos de los alimentos que consumimos. mas de una vez he escuchado decir a las personas "lo que no mata encorda" "mientras sepa bien" "asi es mas rico" sin saber el enorme daño que se estan haciendo y el enorme daño que nos estan haciendo como una sociedad, por el simple hecho de creer que porque ese alimento sabe bien o es rico es de buena calidad.

me parece que todas las soluciones que an dado usted son adecuadas ahora al igual que la situacion del modo de vivir de armando esto tambien es cuestion de cultura y si no empezamos por consientizarnos del daño que le hacemos a nuestra salud y a la sociedad al vender y consumir este tipo de alimentos seria como la situacion de armando se hiria por unos dias y despues regresa.

es por todo esto que pienso que lo que debemos hacer primeramente es concientisarnos nosotros mismo aportar nuestro granito de arena a la mejora de esta situacion y partiendo de alli ayudar a las personas con un nivel de educacion menor a darse cuenta del daño que esto alimentos inocuos nos hace. personalmente voy a imprimir la historia de armando y tratar de mostrarsela a todo el que pueda y explicarle como nos incluye a nosotros. y ustedes que piensan hacer....

jose luis esquivia cantillo
tec control de calidad
VI SEMl

Dayana Mejia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Diego Moreno dijo...

De acuerdo a la historia anterior, podemos decir que nadie conoce las necesidades de cada persona; ni en qué condiciones vive, ni la manera como consigue el pan de cada día para poder sobrevivir; y es por esta razón, que se presenta la problemática en la ciudad. Muchos para suplir sus necesidades hacen lo que sea; como lo vemos en el artículo; el cual sacan los alimentos de los tanques de basuras, son comprados por las colmenas, y vendidos en forma de comida a las personas de bajos recursos; sin tener en cuenta las consecuencias de las enfermedades transmitidas por alimentos contaminados. Para mi pensar una estrategia para mejorar esta situación, es que tanto la secretaria de salud como la alcaldía, sensibilicen a las personas sobre los problemas de salud que se presentan por consumir alimentos en mal estado; por otra parte, aumentar los comedores comunitarios para que dichas personas puedan comer sanamente; así mismo, las empresas de recolección de basura, tengan un control mas estricto para que los desechables no realicen este tipo de actividades, las cuales afectan a la comunidad cartagenera.

Unknown dijo...

Son cosas inauditas, y casi hasta imposibles de creer en ciertas partes, pero es la realidad de nuestra tierra, la realidad que muchas personas estan dispuestas a seguir viviendo, todos los que lo hacen, lo hacen por necesidad, pero en parte es tambien porque eso es un estilo de vida. Soluciones hay muchas, el problema es que la secretaria de salud este dispuesta a asumir los gastos inminentes que esto traeria. Aunque garantizaria una mejor manera de vivir y una inocuidad en los alimentos para todo ser humano de la region. Lastimosamente! vivimos en una region donde el poder adquisitivo lo tienen insensatos que solo piensan en mas poder y solo enriquecer sus bolsillos y que en el fondo de su mente avita una mentalidad "marica el ultimo". Estas personas no les importa el bienestar de personas como Armando y por eso esta sociedad y la salud de muchas personas esta asi como esta. Cambio inminente es lo que necesitamos, hay que ver si ellos, los que pueden cambiar esta dura realidad! estan dispuestos a realizarlo.

Mayra Alejandra Rincon Torres dijo...

En la actualidad la pobreza es una de las situaciones problemicas mas notorias no solo en Cartagena sino a nivel mundial; la falta de dinero y alimento para poder sobrevivir es el pan de cada dia en los barrios mas marginados de la ciudad.

Por tanto, basandonos en la historia anterior podemos darnos cuenta de lo cruel y lamentable que es vivir en la miseria, tanto asi que la actividad u oficio al que se dedica la persona de este relato nos muestra la inseguridad y el peligro al que estan expuestas las personas que consumen los alimentos en estado de descomposicion.

Ademas, es triste saber la manera como estas personas se ganan el sustento diario, el cual tambien utilizan para saciar sus vicios y seguir metidos en ese bajo mundo del cual no pueden salir.

Esta penosa situacion nos muestra la falta de concientizacion ante una problematica tan grave que expone la vida de aquellas personas que consumen este tipo de alimentos sin saber de donde provienen, ya que nadie se pone en la tarea de verificar de donde se extrae la meteria prima del producto que consumen.

Finalmente, es de suma importancia y de caracter urgente que las autoridades y entes de calidad se apropien de esta situacion que va en contra de la higiene y seguridad de los alimentos, afectando de esta manera la salud de los consumidores.

luis perez ortiz dijo...

la verdad es que en este país no hay ningún tipo de protección ni ayuda para aquellas persona que están en esta situación por eso hay persona como armando que tienen que vivir en un tanque de buzara reciclando para ha si poder sobre vivir no teniendo en cuenta en que estado se encuentran los alimentos y su gravedad y tras de eso viviendo con la inseguridad.
con relación alos vendedores del mercado me parece inaudito que si saben de adonde sacan eso enseres lo compren para haci ellos vender los como almuerzo eso es anti higenico por que son desechos que ya fueron botado por que se encontraban en mal estado. no siendo mas me despido.


control de calidad
VI
salón 313

maria franco heredia dijo...

me parce una situacion inaceptable, lamentable y triste a la ves, como algunas personas disfrutan las cosas lindas de la vida y otras simplemente sobrevivir por el sustento diario, pienso que la situacion de armando no es culpa de el de igual forma la vida es una lucha de supervivencia y por lo visto el esta haciendo lo que mejor puede por lograrlo. es triste saber que hay personas que pueden colaborar en hechos como estos para que no se permitan y solo lo hacen como cuando ocurrio con la via perimetral para que se viera bonito durante una visita y luego asi se quedo... es inaudito que una persona pueda perder la vida por la ignorancia y falta de consideracion de otras.

INDIRA MARTINEZ dijo...

Historias como la de armando a quien le tocado vivir miserablemente gran parte de su vida y sin embargo sigue en la lucha del diario vivir, son estas precisamente las que nos hacen meditar acerca de, ¿Por qué nos quejamos de todo? Si tenemos lo que necesitamos tenemos casa, comida, vamos a la universidad y aparte de eso la mayoría de las cosas que queremos como por ejemplo el ultimo celular que salió al mercado nuestros padres nos los dan, en ves de darle gracias a DIOS porque no nos a tocado vivir de esta forma como le toca a muchos, quienes entre la basura encuentran una forma de sobrevivir, aguantando la humillación y el asco de los demás, personas que si tal vez hubiesen tenido la oportunidad de educarse lo habrían hecho y serian talentosos, porque si bien fuera lo contrario, es decir que alguno de nosotros le tocara reciclar como armando y sus compañeros no duraríamos mas de un mes antes de enfermarnos y tal vez morir.

KatheG dijo...

Es trágico!! Muchas veces, nos quejamos de la comida de la casa, y de las buenas cosas que nos da la vida mientras que a otras personas les toca, pasar grandes necesidades, para poder sobrevivir!
Hablando un poco de los alimentos, podemos ver que, hay veces que consumimos muchas cosas en la calle, la cual no nos damos cuenta, ni de dónde salen, ni como hacen las comidas, ni el higiene con la que las hacen; muchas veces nos preguntamos, el porqué de tanta enfermedad o porque sentimos nuestro organismo descompuesto, y no realizamos un análisis de nosotros mismos de todo lo que consumimos en el día a día.
Analizando un poco la vida de Armando, se puede ver que el no ha hecho nada por optar nuevas oportunidades de mejorarla, puesto que lo poco que se gana lo consume en distintas clases de drogas para sentirse mejor y más fuerte, acabando su vida diaria y pronto la de los demás, vendiendo productos de mala calidad y provocando mala calidad de vida al vender alimentos desechos!
Es importante analizar y consumir buenas alimentos y llevar una vida sana llena de calidad, también es importante el proceso que puede llevar cada cosa que vas a consumir de esta manera evitaremos enfermedades bacterias virus y otras cosas mas

Katherine Garcia

Maria Castaño Herrera dijo...

ES ALGO IMPRESIONANTE LAS COSAS QUE SE VEN EN LA CUIDAD DE CARTAGENA Y EN ESPECIAL EN MERCADO DE BASURTO, LAS AUTORIDADES GUBERNAMENTALES SE LA PASAN PENSANDO EN OTRAS COSAS Y NO HACEN NADA POR DISMINUIR ESTE TIPO DE SITUACIONES, QUE MUCHOS DE NOSOTROS SOMO INNORANTES Y NO TENEMOS NI LA MENOR IDEA QUE ESTO PUEDA ESTAR PASANDO. LASTIMA QUE EN ESTE PAIS EXISTAN COSAS COMO ESTA, MUCHAS DE ESAS PERSONAS QUE POR COMER Y MENTENER A SU FAMILIA TENGA QUE PASAR POR ESTO, Y AQUELLOS QUE POR AHORRARSE UNOS PESOS COMPRAN ESTOS DESPERDICIOS SIN TENER CONOCIMIENTO O POR NO IMPORTALES LAS CONSECUENCIAS QUE TRAE AL COSUMIR ESOS ALIMENTOS EN ESE ESTADO DE DESCOMPOSICION. ESE JOVEN AH PASADO POR MUCHOS MOMENTOS INJUSTOS Y QUE POR SU SITUACION AH TENIDO QUE LLEGAR A ESO, LASTIMOSAMENTE EN ESTE PAIS VEMOS LO QUE NOS INTERESA, Y PENSAMOS EN MEJORAR LO QUE MAS SE VE SIN TRABAJAR EN AQUELLAS CIRCUNSTANCIAS QUE INCURREN EN LA SALUD DE MUCHAS PERSONAS QUE HABITAN EN NUESTRA CUIDAD Y MAS AUN EN LAS TOXINAS QUE SE ACUMULAN EN ESOS SITIOS LOS CUALES DETERIORAN EL MEDIO AMBIENTE.

Ing. Liliana Puello López dijo...

Muy bien... no solo analizaron el articulo desde el punto de vista de inocuidad de los alimentos sino tambien que observaron la calidad de vida de las personas dedicadas a este oficio.

Invito a los participantes en tener muy en cuenta la ortografia, especialmente palabras como Bazurto, que en muchos comentantarios fue escrita basurto